martes, 13 de marzo de 2012

todo

El silencio de sus pasos. Se alejó poco a poco. No miró atrás.
Esas son las tres cosas que recordaba de aquella noche. La noche que se marchó. Se marchó y tomó una decisión. Una decisión que en los últimos cinco años había cumplido a rajatabla. Sí, la cumplió a rajatabla, pero ella aun no le ha olvidado, sigue enamorada de él.
En todo este tiempo ella rehizo su vida. La rehizo de tal manera que ahora se encuentra prometida a otro hombre. Un hombre que le da todo cuanto quiere. Lo que quiere y más.
Y a un día de la boda ella se encuentra pensando en él. Él, el amor de su vida. Él, a quien un día dejó marchar. Él,... Ahora se da cuenta de que en el transcurso de este tiempo ha tenido amigos, nueva familia, nuevos hobbies, nueva casa, una persona que le quiere,... todo lo que ha querido. Sí, durante cinco años ha tenido todo lo que cualquier persona podría desear. Sin embargo, hasta día de hoy no ha pensado en un detalle. No se ha parado a pensar en que lo que necesita de verdad vale más que cualquier cosa. No hay nada que tenga más valor que lo que siente en su corazón.
Lo sensato, quizá, hubiera sido casarse, seguir con su vida como si en ningún momento hubiese dudado. Tener una vida de ensueño y no volver a mirar atrás.
En cambio, la boda fue cancelada. La canceló y dejó a su casi marido a tan solo unas horas de la ceremonia. En silencio se alejó poco a poco y no miró atrás. 
Fue en busca del amor verdadero, en busca de la única persona a la que de verdad había querido en toda su vida. No sabía qué era de él, no sabía si se había olvidado de ella, no sabía nada en este tiempo. Y a pesar de todo, lo dejó todo por él, a expensas de darse contra una puerta cerrada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario