lunes, 23 de julio de 2012

¡sólo para locos! No para cualquiera

Tras meses sumida en mi mundo académico, ocupándome de exámenes, de trabajos, clases,... en fin, todo lo que ocupa la mente de un estudiante que quiere acabar la carrera universitaria en el mínimo de años posible, aquí estoy de nuevo. 

Es difícil llevarlo, es difícil pasarte X meses preocupándote por todo lo que gira alrededor de unos libros y unos conocimientos que debes tener sobre ellos y de repente... ZAS! De repente te encuentras sin nada, sin ninguna de esas preocupaciones, te encuentras con tiempo para otras cosas, tiempo para darte cuenta del color de las paredes de tu cuarto, tiempo para acordarte de gente que hace mil con la que no hablas, tiempo incluso para ver cómo la sombra del árbol que ves por tu ventana se mueve con el paso de las horas, con el paso del Sol en el cielo, de ver cómo todo oscurece poco a poco y cómo la noche y la oscuridad se hacen dueños de todo. Pero hay más, te hayas con que tienes muchas horas muertas, tiempo que antes lo cubrían estudios y preocupaciones y ahora todo se ha desvanecido por completo, como si de polvo se tratase. A veces es agotador. Hay momentos en los que no sé en qué ocupar el tiempo que resta, hay momentos en los que deseo desesperadamente que el nuevo curso comience y las nuevas preocupaciones vuelvan a mi cabeza, que vuelva la tensión, el estrés, el sinvivir, todo aquello que llevo X meses deseando que desaparezca. 

Y ahora, ahora todo es paz, puedo leer tranquilamente los libros que he amontonado con el tiempo, puedo pensar en ellos, puedo reflexionar sobre sus frases, sobre sus moralejas, pensar en lo que quieren transmitirme, y más importante, pensar en lo que tienen que decirme justo ahora, en este momento de mi vida, y en por qué hoy leo esto y mañana aquello, por qué no apareció este libro hace un año y por qué no ha esperado tres. Sé que parece una locura, pero sí que pienso mucho en esto. No creo que el mundo se rija por el caos y el desorden, pienso que hay cosas que aparecen y/o que suceden en el momento preciso y que una buena lectura aparece siempre cuando más lo necesitas.

Anoche terminé de leer "El lobo estepario" sin duda uno de los mejores libros que he leído, su autor: Hermann Hesse; le adoro. Me di cuenta de la razón que tenía y me puse triste a la vez que contenta al darme cuenta de que nadie me conoce. Cada persona está formada por muchas personalidades, muchas partes, unas más desarrolladas que otras y pude ver cómo no todo mi ser había sido descubierto aun por nadie. La parte triste de esto puede verse, quizá, de forma muy obvia, tras 21 años ni mi madre, ni mi hermano, ni mis amigos pueden decir de forma completa que me conocen con total  exactitud (aunque se empeñen en decirlo),  siempre habrá alguna sorpresa, siempre habrá algo nuevo que verán en mi, siempre habrá algo que les haga decir: "vaya, no tenía ni idea"; y sin embargo, por otra parte, es una alegría, pues llegará el día en que alguien sí que me diga: "te conozco", y yo sabré que es verdad. Pero antes de que llegue dicho día, mucho antes, tendré que conocerme yo misma primero.
He de reconocer, que a veces sí que me siento un poco como un "lobo estepario" no por la parte animal, la bestia, sino por la parte solitaria, la parte independiente, la parte fría,... a veces pienso que no soy una persona como cualquiera, me doy cuenta de que no me da miedo la soledad, no me da miedo valerme por mi misma, no dependo de nadie ni tampoco quiero hacerlo,... Y la gente puede ver eso como algo malo quizá, y sin embargo, es la mejor cualidad que encuentro en mí. Quizá algún día encuentre ese teatro ¡sólo para locos! No para cualquiera. Y entraré en él y ahí aprenderé a jugar al ajedrez; pero hasta entonces jugaré con las reglas que he aprendido con la experiencia, y lo demás, ya llegará.